PASCAGOULA — Tiras de papel picado y banderas de países de América Latina —con sus colores fuertes y diseños llamativos— brillaban bajo el sol de septiembre y sobre las cabezas de los asistentes al Festival Hispano de Pascagoula. El 20 de septiembre, familias de toda la Costa del Golfo se reunieron para celebrar su orgullo gastronómico, musical y cultural al aire libre.

En el festival, puestos de comida ofrecían tamales, tortillas frescas, empanadas y otros platos. Zona Libre tocaba música latina y la multitud bailaba, inmersa en los sonidos. Sus rostros transmitían orgullo y emoción. Los miembros de Studio of Dance y Gymnastics, luciendo trajes típicos coloridos, daban vueltas mientras que los asistentes mayores conversaban sobre cultura y raíces en sus países de nacimiento. 

“Se siente bien celebrar mi cultura”, dijo Nancy Morosky, una residente de la Costa del Golfo que nació en Puerto Rico. “Me gusta recordar de dónde venimos y quiero transmitirlo a la siguiente generación”.

Pascagoula es hogar de una de las comunidades latinas más grandes de la Costa del Golfo. Según el censo de 2020, cerca de 15% de sus 22,000 residentes se identifica como hispano o latino. En el condado de Jackson, la proporción es de casi 7%. 

Main Street Pascagoula y la ciudad organizaron el evento, que ya está en su cuarto año. 

“Creemos que es importante porque tenemos una amplia comunidad hispana a lo largo de toda la Costa del Mississippi, y nos encanta reunir a la gente para celebrar eso con comida, compañerismo y entretenimiento sano”, dijo Susannah Northrop, directora ejecutiva de Main Street Pascagoula. 

“Hay tantos hispanos en la Costa del Golfo, es importante para nosotros conocer nuestra cultura”, dijo Marisol Pérez, una residente de la Costa del Golfo originaria de Puerto Rico, mientras cargaba a Neylan E. Quirindongo, su nieta de ocho meses.

El evento destacó más que comida, música y trajes típicos. Demostró cómo las familias latinas en la Costa del Golfo han construido una comunidad que crece y que se conecta. 

A medida que el día llegaba a su fin, tambores y maracas mantenían el ritmo. Los asistentes bailaban, reían y celebraban su rica cultura y herencia bajo el cielo oscuro de la noche del sur de Mississippi.